domingo, 20 de noviembre de 2011

Do I smell money?

Reflexiones sobre el dinero, el paro, la responsabilidad individual y la colectiva. Y de paso, un vistazo a las elecciones.

Hay un dicho sobre el dinero que he visto atribuírsele a tres personas distintas en los últimos días. El concepto básico es que el dinero se parece al estiércol; y no es bueno a no ser que se esparza. Los supuestos autores son el filósofo inglés Francis Bacon, el millonario petrolero J. Paul Getty y el escritor Oscar Wilde. No me preocuparé ahora de investigar a quién efectivamente pertenece la cita; si, en cambio, me gustaría ahondar en la idea de que apesta a dinero, y eso significa que hay hedor. Huele como si fuera agua estancada, o sea, que dinero hay, pero no circula.

He ojeado mucho los diarios últimamente, el paro me lo permite. Tengo tiempo de leer, escuchar las tertulias y sentir que participo, aunque sea virtualmente, a través de las redes sociales.

El hecho es que he podido leer periódicos de otros países también. A decir verdad, no hay mucha diferencia. La mayoría hablan de dinero. De la crisis del euro, principalmente. La deuda ocupa las portadas. El descalabro italiano o el griego traspasa las páginas económicas para impregnar todas las noticias internacionales. Todo apunta a una gran quiebra, a una bancarrota universal.

Leo la opinión que BJörk ha dado en una entrevista a El País respecto al colapso financiero (http://bit.ly/ryg1cF). Asegura que “todo el sistema, las decisiones de los políticos eran tomadas sin tener en cuenta lo que la gente quería”; y me parece bastante similar a lo que ocurre aquí y al sentimiento que tienen todos los movimientos ciudadanos que han surgido al abrigo del lema “democracia real ya”. La cantante ha visto el auge y la caída de su país Islandia. A su juicio, "La culpa del 'crash' ha sido de la conjunción de los vejestorios de la banca y los niñatos de 20 y 30". Y no es muy distinto de lo que leemos todos los días en nuestros diarios y en twitter, minuto a minuto.

He escuchado y leído al economista Santiago Niño-Becerra y sé lo que opina de las promesas electorales. No se podrán cumplir, dice, ni con las mejores intenciones. El panorama que pinta este catedrático es bastante desolador. Lo hizo con @JordiEvole en #Salvados y se resume bastante bien en un artículo de La Vanguardia (http://bit.ly/t4ug9u). Allí señala que el paro no bajará del 14% en un buen tiempo. Lamentablemente, el profesor es una persona bastante creíble. Digo lamentable porque posee la triste celebridad de haber hecho un acertado pronóstico de la actual crisis económica ya a principios del 2006, cuando todos eran felices y comían perdices.

No sé si necesitamos técnicos o políticos. Creo que nos gusta que nos mientan, y eso, los políticos lo hacen mejor.

Es un gran interrogante para mí, que países como Estados Unidos tengan un 100% del PIB de deuda pública; que Grecia esté aún en pie con un 166%. Lo de Italia, no es una sorpresa con un 121%; pero, que Francia tenga un 87%; Alemania un 83%, y ¿están sentados? ¡Japón un 233%!, pues si me sorprende.

A Japón, le podemos dar un margen, una nación no se recupera de una catástrofe de tales dimensiones como lo han hecho ellos.

Suponiendo que sean fiables estas cifras, las mismas fuentes señalan que la deuda pública española es de un 67%. Parece que todos estamos viviendo sobre nuestras posibilidades; pero, TODOS y que nadie, ningún país, puede dar lecciones de austeridad, a otro.

Volviendo al profesor, en su opinión, el problema de España no es ni será la deuda pública; sino la otra, la privada. Preveee que será "impagable", y no sólo la española, sino que gran parte de la deuda europea también. Ha lanzado el gran tema a la palestra, el del gobierno de los técnicos.

A mi eso me suena familiar. Como universitaria, en Chile, fui alumna de los Chicago Boys. Ellos fueron mis profesores de economía. Los exitosos ejecutivos educados en la Universidad de Chicago, con todos los influjos de Milton Friedman. Los Chicago Boys tuvieron mucho que ver en los dictados económicos del régimen militar de Augusto Pinochet. Y sólo me referiré a su influencia en políticas monetaristas. Ellos adoraban el libre mercado, ellos eran tecnócrata. Por cierto, Sebastián Piñera, el actual presidente de Chile, pertenece a esa escuela y ha sido marcado como toda su generación por estas doctrinas. Con lo que de paso, derribo esa dualidad de político y tecnócrata, se ha visto, se puede ser las dos cosas.

El punto es que ya sé lo que es un gobierno de tecnócratas; o que tipo de administración podrá permitir un manejo tecnocrático de las políticas de gobierno. Sé a lo que Milton Friedman llamó el "milagro de Chile" (The miracle of Chile), y se las consecuencias que tuvo el dejar a un lado otros factores importantes que ahora no abordaré. Confieso que yo también creí que era una buena solución para salir del caos político una mirada más técnica, más especializada.

Pero ya no. He visto y he sabido cómo en la bolsa se especula con deuda. Que hay deudas más atractivas que otras. Que las empresas se despedazan, se reparten, suben y bajan; porque en esos espacios no se ven las almas. Somos piezas de monopoly con poca incidencia o nula en las decisiones de unos pocos que las mueven. Sé que en los escritorios se ven los gráficos claramente, se calcula todo de manera precisa y las estrategias a seguir son muy concretas. Siempre y cuando todo sea céteris paribus. Y en la vida nada permanecendo el resto constante.

Hoy lo veo más claro. Es verdad, que los tecnócratas tienen que tener más incidencia en las decisiones y la tendrán; pero, el lado humanista debe estar allí supervigilante; así como los medioambientalistas, las madres, los estudiantes, los trabajadores y los que no estamos trabajando. Todos tenemos que estar representados.

Tal parece que da lo mismo a quién votemos, porque sea cual sea su declaración de intenciones no podrán llevarla a cabo. Al menos en lo económico, que prácticamente lo cruza todo.

Cada cual tiene responsabilidad de sus propias decisiones y dependiendo de su competencia ésta aumenta y arrastrará a más personas con ellas.

Sé fehacientemente que varios de mis amigos chilenos fueron tentados con atractivas hipotecas mientras trabajaban en Barcelona para que pudieran acceder a ostentosos departamentos. Afortunadamente, el sentido común los frenó y hoy después quedarse en el paro español, han podido regresar a Chile, sin deudas, encontrar trabajos, no demasiado bien pagados; pero si disfrutar de un departamento y una vida que sí pueden pagar con su sueldo.

Sabemos que gane quién gane, recibirá el lunes una llamada desde Berlín que le dirá los pasos a seguir. No seamos ingenuos, no aceptemos que nos mientan. No les creo. Hagamos lo que sabemos. Manifestémonos pacíficamente, opinemos a través de los medios. Hoy, internet nos da más voz a todos. Tenemos un sólo voto que al menos, yo usaré.

Después de mucho recorrido he aprendido que la democracia vale la pena, por más precaria que parezca. Debemos defenderla y podemos exigir a nuestros representantes. Seamos responsables también.

Puede ser que el dinero tenga mucho que decir en la democracia de hoy; pero, seamos honestos, siempre ha sido un factor determinante. Diría que mucho más que la religión o la patria que no son más que disfraces del dinero. La economía mueve los intereses históricamente; pero como ciudadanos siempre tenemos que plantearnos de una manera ética y no podemos retroceder en los avances que hemos hecho hacia un mundo mejor distribuido y más civilizado.

No se puede vivir endeudado por siempre, lo saben las dueñas de casa desde tiempo inmemorial y ahora más que nunca se seguirán sus criterios. Se acabó vivir por sobre las posibilidades. En economía se estudia que los bienes son escasos, es la lección número uno y hemos vivido como si fueran ilimitados!.

El economista Santiago Niño-Becerra concluye que el modelo debe morir y nacer uno nuevo. Es verdad, ya no hay esclavos ni colonias a las que explotar y exprimir económicamente, ni debe haberlas nunca más.

Si es verdad que “Money is like manure. You have to spread it around or it smells”; tal como dijo Wilde, Getty, Bacon o quién sea, pues que se mueva; que nadie se lo guarde, que no se amontone, que circule. No dejen que huela. Y decidamos todos qué hacer, elijamos a quién nos represente y exijámosle que lo haga bien, que lo haga lo mejor posible. Hagámoslo todos lo mejor posible. Todos tenemos responsabilidad en lo que está ocurriendo.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Frank Lloyd Wright diseñó el Hotel Imperial de Tokyo, de los pocos edificios que resistieron el devastador terremoto de 1923. En la década de los 60, los japoneses lo demolieron. Qué huevada!
Habéis visto las cosas que hizo este arquitecto... pues ya estáis googleándolo, es sencillamente espectacular.

lunes, 27 de junio de 2011

Este es un artículo que escribí después de pasar una gripe sola en casa con mi gata. Los nombres están cambiados para proteger la identidad de los citados, la mía y la de mi gata incluidas.

REVISTA YA

Martes 7 de Septiembre de 1999

Vida de solteros:

Limonada sola

Mi última gripe confirmó la advertencia. Conocí el lado oscuro de la vida loca que llevamos los sin compromiso, y no lo recomiendo.

Me lo habían advertido. Una de las peores cosas de vivir solo es ésa: estar solo. O sea, de repente percatarse de que una de las gracias de la libertad es que entre esas cuatro paredes (o más, dependiendo del billete) está solamente uno. Las plantas ayudan, eso es cierto, hay que regarlas y todo eso y se pondrán más bonitas cuantos más cuidados se les dé. Mi siamesa Kate también cuenta, claro. Viene a la puerta cuando llego... Pero, con franqueza, a veces no es suficiente. La música, la literatura, los amigos hacen su mejor esfuerzo; sin embargo, mi última gripe confirmó la advertencia. Conocí el lado oscuro de la vida loca que llevamos los sin compromiso y no lo recomiendo. Al principio, no quería saber nada del mundo exterior. Después llamó mi hermano, refregándome eso de Valentina, te lo dije, ningún enemigo es pequeño. Continuó con los virus, con cómo sales con el pelo mojado, que tal y que cual. Lo odié y después lo amé como siempre me pasa con él, cuando esa misma tarde, al salir del trabajo, llegó con una bolsita de la farmacia llena de remedios y otra del súper con jugos de naranja, limones y miel. Valentina, mucho líquido, me dijo, y se despidió. Luego del primer round gripal en que no tenía ganas de exprimir un limón, ni de tele, ni de teléfono, ni de nada, los remedios de mi hermano lograron que abriera los ojos. Seré valiente, me dije, no iré a enfermarme a la casa de mis padres. Jorge lo había hecho así, lo mismo que la Francisca. Pero yo también tengo mis defectos, así que no puedo juzgar a nadie. Le doy duro a la lavadora materna y todas sus revistas y diarios vienen a morir aquí. Leer, qué digo. No había considerado ese ítem, no tenía nada nuevo a mano. Repasé todos los rincones del diario y al encender el televisor me percaté de que me había olvidado de pagar el cable. Tuve que enfrentarme al terror de la televisión abierta, suerte que el miércoles vi los Archivos Secretos X.

Al dormirme tenía pesadillas de extraterrestres y mucha fiebre. La tortura seguía, los kleenex se acababan y el papel confort me raspaba la nariz. Me miraba al espejo y luego me arrepentía de hacerlo. No sabía qué hacer con tanto ocio. No nos educan para eso. Por fortuna, apareció sorpresivamente mi vecino Piero. Para que se hagan una idea de su estilo, a los dos nos gusta el mismo tipo de hombres. Vimos juntos las noticias. Jamás las había observado con tanto detenimiento, incluyendo goles de provincia y el pronóstico del tiempo. Y qué pronóstico. Caí en la cuenta de un tipo increíble: alto, flaco, ojos azules (eso no podría asegurarlo, mi tele no es muy fidedigna, menos sin cable). El flaco este era un oasis en el noticiero. Nunca pensé que lamentaría que el espacio dedicado al clima fuese tan corto. Con Piero no entendemos cómo no le han dado un estelar. Mi vecino me hizo limonada y me prestó Paisaje masculino, un libro total, según él. Me dio más fiebre luego del cuento Ejemplo para la juventud. Salvo esa excepción, nadie se hizo presente. Es que cuando uno desaparece de la escena, la gente nunca se imagina que uno está enfermo. Creen que estás en medio de un colapso laboral y no tienes tiempo de vida social o que pasas por una etapa intro y hay que respetarte. Por fortuna, un amigo brasileño fuera de todo estándar se acordó de mí, llamó y al rato llegó con pizza. Joao también me trajo tinto, porque dice que no sabe comer sin vino, pero olvidé encargarle comida para Kate. Ella ni se enteró. Creo que disfrutó conmigo todo el día en casa, alimentándose de un paté francés que me regalaron, latas de atún y yogur. Lo único que le asustaban eran mis atronadores y sorpresivos estornudos.

Los días pasaron y yo esperaba ansiosamente la musiquita que anuncia al hombre del tiempo y gozaba cuando él aparecía. Tan didáctico él, ¿cómo lo hará para ser entretenido cuando dice que desde Concepción a Punta Arenas habrá chubascos? Me imaginaba caminando con él por Providencia. Siempre sabríamos el clima del día siguiente y podríamos planificar exquisitos fines de semana en Tunquén (le pediría la casa a mi tía). Esquiaríamos en Portillo, lo pasaríamos increíble y volvería a sentir que no hay nada como la soltería, estar libre libre como el viento. En fin, me imagino que el delirio ese que tuve fue una de las ventajas de la fiebre alta. En todo caso, ya recuperada de mi gripe, deliriums tremens incluido, sigo pegada al pronóstico del tiempo.

Por Valentina Miró

Para acceder al diario El Mercurio, donde apareció publicado este texto, ahora hay que registarse:

http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id=%7Bdcf4370d-6af9-4091-b652-1aff0ee18050%7D

domingo, 12 de junio de 2011

Andrea Lihn. Edipo a mucha honra



Genéticamente intensa. De penas grandes y risas fuertes. Andrea, la hija del poeta Enrique Lihn, lame sus heridas con el montaje de la obra Enrique por Lihn, donde interpretará a las mujeres de su padre. Las conoció siendo muy niña: La mujer que entrara a nuestra vida, para mí era peligrosa, mi papá era lo único que yo tenía. Viví con el trauma del abandono materno.
Por Lourdes Andrés. Fotografías: Leo Vidal

Cuando Enrique Lihn presentó su libro A partir de Manhattan y leyó el poema Para Andrea, esos versos, Ella baila con sus alas de artista/ como una gitana al son de violines húngaros/ y no se detiene dos veces en la misma flor le costaron que su hija Andrea Lihn (hoy de 41 años) se fuera de la casa y le negara la palabra durante tres meses, aunque en silencio los Lihn podían convivir perfectamente. Es que esa metáfora de una mariposa que era alguien como yo, una persona que no profundizaba..., fue muy fuerte, como no podía criticarme directamente lo hacía a través de su poesía y me marcó mucho en una época en que yo ya hubiera podido compartir con él lo que escribía.

- ¿Te gustaba su obra?

- Para ser franca, en el tiempo en que mi papa vivía, yo leía muy poco sus cosas. Tenía que ver con la tranca de que él estaba siempre en la literatura y no conmigo.

- ¿Celos?

- Sí. Es que tú ibas a mi casa y entrabas al baño... y el canasto de la ropa sucia, lleno de libros..., en la cocina, libros abiertos... Saludabas a mi papá y te hacía una seña para que no lo interrumpieras porque estaba leyendo. Caminaba por la calle leyendo... De alguna manera él me creó una aversión hacia la literatura. No cuando yo era chica, porque entonces me dedicaba poemas muy bonitos... fue después.

Sus padres se separaron cuando tenía un año y su madre, Ivette Mingram (bailarina y mimo), sintió que no podía hacerse cargo económicamente de ella. Los Lihn decidieron que lo mejor era aceptar la proposición de que viviera con sus abuelos, a su cargo, en una casa grande, donde todo funcionaba bien.

- Fui la séptima hermana de mi papá, educada por sus mismos padres y con sus mismas trancas. Mi padre entraba y salía, a veces estaba meses fuera. Vivió en Cuba cuatro años y nunca lo vi en todo ese tiempo.

- ¿Cómo recuerdas ese período?

- Mientras lo vives no te das mucha cuenta. Pero de las etapas que no viví con mi papá tengo vacíos y eso me hace pensar que no lo pasaba muy bien. Mi abuela era una mujer algo dura. Cuando mi papá estaba presente, era mi punto de apoyo. Pero fue mi tía Nieves, su hermana mayor, quien me dio la parte afectiva. Ella - quien es la mamá de Raúl Alcaíno- me enseñó el lado femenino, porque mi abuela era una persona muy austera, que nunca usó un perfume ni se pintó los labios. Mi tía Nieves, en cambio, me regaloneaba. Cuando murió, yo tenía 17 años, se disgregó mucho la familia.

- ¿Qué te provocaba vivir en casa ajena?

- Me sentía un estorbo, como una apátrida que no pertenecía a nada y que nada me pertenecía. Sé que mi papá hizo un gran esfuerzo para ser padre, pero era algo que lo sacaba de su mundo. Lo de mis padres fue un romance apasionado, absolutamente inmaduro. No creo que ellos se plantearan formar familia ni nada de eso; o sea, se casaron y no sé por qué se casaron, y al año me tuvieron. Mi padre me mitificó y se enamoró absolutamente de mí, dijo que era el poema más bello que había hecho, aunque suene siútico; pero no se la pudieron como familia.

Después de la separación, vivía con su madre los fines de semana. Pero ella no podía soportar que el domingo, cuando me dejaba con mi papá, yo llorara. Ella escabullía al dolor, a cualquier situación que la pusiera un poco en jaque. Como no podía con ese llanto, era mejor agarrar una maleta e irse a Francia.

Establecieron una relación por carta. Luego hubo un intento fallido de vivir todos en París, separados, pero más cerca. Andrea tenía siete años cuando regresó con su padre.

- La sola idea de quedarme allá con mi mamá no podía soportarla. Era una persona muy lejana a mi existencia, un ser absolutamente desconocido. Ella después recorrió el mundo, me vino a ver cuando tenía once años y después nunca más. Borró a Chile de su vida, tampoco habló más español. Yo la he ido a ver varias veces, pero han sido encuentros poco gratos. En nuestra relación hay mucha culpa, hay dificultades para entendernos que van más allá del lenguaje.

De vuelta en Chile, Andrea recibió la sanción social.

- En el colegio a los niños les prohibían juntarse conmigo. Yo representaba el peligro: tenía un papá poeta que usaba el pelo largo y nunca fue a una reunión de apoderados. Era mi abuela quien estaba en lo cotidiano. Creo que nunca me echaron de los colegios porque ella les daba pena. Estuve en el San Gabriel, hasta que me engrupí a mi papá para que me metiera al Marshall, porque quería ahondar en inglés. Como el pobre no cachaba, me metió y casi se murió. Luego, a los 13 años, me fui al Liceo 7, porque yo decía a mí me gusta Allende, voy a un liceo.

- ¿Tus hijos son tan intensos como tú?

- Tengo la esperanza de que mi hija Sofía, de tres años, sea menos; pero Enrique, que tiene once, es tremendo, de una sensibilidad extrema. Es bonito, hasta poético ser así, pero se sufre mucho. Mi padre nunca se pudo volver a casar. Estuvo a punto cuando yo tenía seis años y tuvo que pelear porque yo era muy celosa. La mujer que entrara a nuestra vida para mí era peligrosa, mi papá era lo único que yo tenía. Las que llegaban me hacían la pata y trataban de congraciarse y yo nada de nada, tenía el trauma del abandono materno.

- Hay quienes dicen que en la poesía chilena hay un antes y un después de Lihn...

- ¡Uf..! Yo no soy muy literaria, no leo mucha poesía. De él he leído y releído todo, salvo Diario de muerte. Ese fue el último libro que escribió mientras estaba en su lecho de muerte, con cáncer; yo terminé copiándolo y él me lo dictaba. Es un libro que no he tenido el valor de leer, es muy intenso, le habla a la muerte directamente, habla de la calva, que la ve, la siente, que va entrando a su pieza.

En la casa de los Lihn todo giraba en torno al arte y todos los amigos de su padre eran artistas o poetas. El amaba a Parra, aparte de que era su gran amigo lo admiraba. También a De Rokha; la Mistral le encantaba, y Huidobro. Al que no le tenía ningún aprecio era a Neruda, nada. De eso me acuerdo muy bien. Los comentarios de mi padre no tenían nada de light, eran lapidarios, sarcásticos, no quedaba títere con cabeza. Ese era mi mundo. Y gente como Parra o Alejandro Jodorowsky para mí eran seres comunes y corrientes.

- ¿Te gustaba eso?

- Yo me paraba y me iba. Me lateaba mucho, hablaban cosas demasiado complicadas, yo quería comentar cualquier lesera, y era imposible... Me iba y me sentaba en mi pieza a ver la telenovela.

- ¿Como acto de rebeldía?

- No, yo me estaba rebelando contra el padre. La rebeldía hubiese sido ser una secretaria (y lo fui un tiempo). También estaba en la elección de mis pololos, que eran empresarios. En ese sentido yo me rebelé, él no lo podía soportar.

Lo curioso es que cuando Andrea quiso estudiar teatro, su padre le pidió que no lo hiciera. Estudió publicidad, fotografía, maquillaje y trabajó como secretaria de una oficina de abogados. Estuve deambulando hasta los 25 años. Hasta que decidió nuevamente ser actriz. En Chile estudió en la Escuela de Fernando González; en Francia, en el Conservatoire dArt Dramatique du Paris y en la escuela de Jacques Lecoq.

- El teatro fue lo primero en lo que fui perseverante. Eso resultó muy importante para mi papá y terminó aceptándolo. Además, se dio cuenta de que no era un mundo como en sus tiempos y que yo lo manejaba, que no tenía por qué pasarme toda la noche tomando en una esquina. Siempre fue absolutamente crítico, se sentaba en primera fila y era mi mejor espectador. Desde el primer momento, supe que tenía su apoyo incondicional.

- ¿Cómo es ahora tu relación con el teatro?

- Por un lado, siento que me ha ido mal; pero por otro, soy muy selectiva en mi carrera. En ese aspecto lo he hecho bien, porque no me he prestado para hacer nada que no me parezca. En ese aspecto me ha ido fantástico, porque tener una postura es importante en cualquier artista, no sólo un actor. Siento que quizás sea soberbia o tomárselo muy en serio, pero he hecho del teatro algo extremadamente serio y creo que tiene que ver mucho con mi papá. Nunca le he sacado partido económico, no he insistido en entrar a la televisión, me he quedado un poco fuera del staff de actrices.

- ¿Y por qué no obstinarse más por entrar en la televisión?

- No sé. Estuve en Sussi, con Justiniano, y lo pasé requetebien, pero tengo poca experiencia. Lo poco que hice me gustó y si me propusieran una teleserie la haría, me gustaría vivir esa experiencia, y porque evidentemente me tengo que sacar la mugre para hacer miles de cosas para sobrevivir y que me desconcentran del trabajo teatral. Pero no soy buena para todo lo social que involucra estar en el medio, el ir a los estrenos.

- Un asunto de carácter.

- He tenido períodos muy para adentro, que tienen que ver con mi pasado. La verdad es que... le tengo un poco de susto a los actores, a su crítica. También tiene que ver con la autoestima el que yo no haga más de lo que hago y el ser tan puntillosa.

- ¿Tienes la vara muy alta?

- Evidentemente, teniendo a mi papá como escritor, la vara es muy alta en todo sentido. Con la elección de los trabajos, con la forma de vivir. Mi papá siempre ha sido un ejemplo de vida, era una persona extremadamente consecuente, muy honesto, verdadero, sin nada por detrás. Siempre a mi papá lo vi - perdonando la poca modestia- por encima de los demás en su forma de ser y en la actitud que tenía hacia la vida.

- ¿No es un poco edípico eso?

- Puede ser, pero fíjate que mientras más conozco gente, más me doy cuenta de que mi papá es un tipo caballo. Me ha costado mucho tener pareja. Yo tengo el recuerdo de mi padre, que jamás le pidió a una mujer que le planchara una camisa. A las empleadas siempre las trataba de usted y les pedía las cosas por favor, siempre hubo mucho respeto en lo cotidiano. Jamás entró a mi pieza sin tocar la puerta. Era una persona extremadamente fina. Contestando a tu pregunta, sí, puede ser edípico, pero la verdad es que... a mucha honra.

- ¿Cómo te llevas con tus hijos?

- No es por casualidad que no estoy actuando siempre. Yo necesito que mis niños tengan un punto de referencia importante, una casa, un hogar, porque yo no lo tuve.

- ¿Has logrado el equilibrio?

- Ser actriz seria y mamá seria me ha costado. Porque cuando actúo dejo todo botado. Me cuesta equilibrar las dos cosas: estoy todo el día pensando en la obra, y los niños me hablan y no los escucho. Si llego tarde de los ensayos siento que ellos se van a quedar solos y se van a asustar si no estoy. Y no he encontrado el equilibrio, lo estoy buscando. Tengo terror de hacerlos sentir ausencias o inseguridades, cosas que yo sentí toda mi vida. He sido un pilar muy fuerte para mis hijos, ha tenido prioridad eso. También influye mi parte emocional. Soy muy vulnerable y me ha costado enchufarme en ciertas cosas, he pasado períodos con cosas familiares no resueltas y ha primado eso más que el teatro.

Con el trabajo Remite Enrique ganó un Fondart en 1999. Así se llamó al principio, pero luego derivó a Enrique por Lihn, al cambiar el proyecto de monólogo a tres actores.

- ¿Va a ser catártico interpretar a las amantes de tu padre?

- Exactamente, será bastante terapéutico, por eso mismo me ha costado tanto hacerlo. En la última obra que hice de él, al terminar pasé por una depresión caballa y como me dijo la terapeuta que veía en ese tiempo, era un poco como volver a estar con mi papá. Pero este proceso ha sido el más largo de todos, el más complicado.

- ¿Te hace bien ligar tus proyectos personales a tu padre?

- La historia con mi papá es una historia inconclusa en el total sentido de la palabra, personal y profesionalmente. Quedaron muchas cosas por decirnos, cosas por hacer. Hay algunas obras que escribió pensando en que podríamos hacerlas juntos, pero yo siempre estaba ocupada trabajando con Griffero y sus proyectos en el Trolley. Nunca se me pasó por la mente que mi papá iba a morir. Ese hombre enorme, maravilloso, genial, jamás. Era inmortal. Pero nos faltó tiempo.

- Y con esta obra, ¿pretendes recuperarlo?

- Es que yo me siento un poco responsable de sus cosas, de su obra. Soy su única heredera, la única que tiene sus cosas. De alguna manera, siento que es recuperar algo que no hicimos juntos. No sé, me hubiese gustado conversar tantas cosas con él que no conversamos, que no llegamos a superar, porque teníamos una relación súper difícil. Siento que a través del teatro me voy curando de esos conflictos que teníamos como padre e hija.

Entrevista de Lourdes Andrés publicada en El Mercurio hace muchos años.

viernes, 6 de mayo de 2011

Mamá Por Una Noche

Siempre me han dicho que tengo un talento especial para los niños. Mis amigas-mamás se esfuerzan en dejarme claro que sus hijos me aman... y yo, me lo he creído.

No se me había ocurrido imaginar que halagarme por mis cualidades con infantes significa Valentina, si algún día mis padres no pueden cuidarme los enanos, ando enojada con mi suegra o mi nana está de vacaciones, ¿podrías encargarte de ellos..?

Momentos así nos convierten en seres apetecibles para la casta de los casados. No hablo de cualquier soltero, sólo los que maduramos lo suficiente, los que superamos la etapa de carrete continuo, y que ahora estamos con la vida bajo control. Nuestras plantas frondosas y una gata limpia, preciosa y sana son pruebas fehacientes de nuestros casi aprensivos cuidados.

Volviendo al punto, llegó el día en que la promesa se concretó y me pidieron el favor. Era sábado en la noche y la Paula estaba invitada a cenar. Había agotado todas sus posibilidades y hasta su sobrina de 12 tenía una movida.

Me ofrecieron lo que quisiera para comer, podría hacer llamadas a larga distancia, usar internet, el cable por descontado, mandar faxes y hasta darme un sauna o un jacuzzi. Como era yo la que instaba a la Paula a salir más con Andrés ("Titanic" fue la última película que vio), accedí gustosa. Ahí estaba yo dispuesta a satisfacer los insólitos requerimientos de tres energúmenos (de seis, cuatro y dos) que supuestamente me adoran.

Las instrucciones fueron las siguientes: los niños ya comieron, a las nueve tienen que estar durmiendo y les acabo de cambiar pañales.

Sin embargo, en la práctica te das cuenta de que todo es mentira. Como los caballos, los niños saben perfectamente si la persona que lleva las riendas tiene mando sobre ellos o no. Y yo no lo tenía.

Así que bastó que comenzara a degustar mi pasta italiana con masa hecha en casa para que los pergenios atacaran mi plato.

- ¿Y ustedes no habían comido?

- Sí, pero déjanos probar de lo tuyo.

Al rato, me llegó un hedor cuyo origen al principio desconocía. Luego de una sabuesa investigación identifiqué la fuente: el poto de la Elisa.

¿Así que pañales cambiados?...

Inicié el procedimiento junto a la Fabiola, la de cuatro años, que me miraba con horror.

- Tía Valentina, lo haces todo mal. No se limpia con eso, me dijo despectivamente.

- Cresta, le respondí.

- Dijiste un garabato, se lo diré a la mamá.

- Mierda.

- Dijiste otro y estás poniendo el pañal al revés.

Seguí sus precisiones reconociendo hidalgamente mis culpas. Terminé pasadas las diez, quise ver "Sex and the city", pero los niños me robaron el control remoto. Ellos querían monitos y sabían dónde encontrarlos. A esas alturas estaba tan furiosa que, cuando llamó Paula desde el baño de la casa y me dijo la fiesta está muy aburrida, íntimamente le confesé que mi autoridad sobre el trío fue nula y que desde ahora creía que dejaron de adorarme como lo hacían.

Los insomnes aprovecharon de darle el último buenas noches a la mamá, vieron quince minutos de monitos, después logré que se fueran a la cama, pero quisieron otros 15 minutos más de juegos. Eran casi las 12, no había podido disfrutar de ninguno de los privilegios que me otorgaron y pensé si acaso no es una sabia y responsable decisión postergar la maternidad, por más que una supuestamente tenga tanto ángel con los niños.

Mientras hacía dormir a Sebastián, me dormí yo. Tuve una pesadilla: era educadora de párvulos. Por suerte, a la una me despertó la Paula.

Por Valentina Miró (seudónimo de Lourdes Andrés para la columna Vida de Solteros)

Publicado el Martes 15 de Febrero de 2000 en la REVISTA YA de El Mercurio (http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id=%7Bcf06c9f2-0599-45f1-bc54-be6d621306a9%7D)

PERFILES PSICOGRÁFICOS: Los siete tipos de chilenos

Los "mainstreamers" campean en nuestro país. Son aquellas personas apegadas a la rutina y a los valores familiares. A ellos, si de cifras se trata, les siguen los exitosos –gente de gran confianza en sí misma y muy organizada– y, como país adolescente que somos,hay bastantes simuladores, es decir, quienes están más bien movidos por el estatus y las apariencias. Éstas son tres de las siete categorías de un amplio estudio sobre perfiles psicográficos que se ha realizado en 44 países y que nos permite conocer cómo andamos por casa en cuanto a metas, motivaciones y valores.

Lourdes Andrés

Si Susanita, la amiga de Mafalda obsesionada por tener hijos y por ser una dueña de casa perfecta, hubiese sido uno de los 350.000 encuestados para el estudio Brand Asset Valuator (BAV), seguramente habría clasificado como una personalidad tipo "mainstreamer" o "seguidora de la corriente principal". Según los perfiles sicográficos elaborados a partir de esa investigación, los "maintreamers", como Susanita, son tradicionalistas y apegados a valores, especialmente a la familia. Su amigo Miguelito, el que siempre está haciendo planes, es un potencial explorador. Y así, cada uno de sus amigos, podría caer dentro de una de las siete tipologías del BAV.

El BAV es una base de datos gigante que se realiza en 44 países alrededor del mundo y que la agencia de publicidad Young & ?Rubicam usa hace diez años como una ?valiosa herramienta de marketing para saber más sobre la mirada de los consumidores en cuanto a las marcas. Porque la gran cualidad del BAV es que ayuda a conocer mejor a las personas. Con esos resultados, unidos a la segmentación psicográfica ?llamada 4C's (cross cultural consumer ?characterization) -que se basa en la pirámide de necesidades que elaboró el psicólogo Abraham Maslow en su libro Motivación y Personalidad-, Young & Rubicam (Y&R) busca saber qué pensamos y cómo somos los ciudadanos de todos los países en que opera. A la luz de esos datos, los expertos de Y&R dividen los tipos de personalidades que existen en el mundo en siete tipos.

Aunque generalmente estos estudios tienen tantos detractores como defensores, la mirada psicográfica ha conseguido mayor precisión a la hora de dividir y caracterizar a los distintos segmentos de mercado. Así, el sueldo, la cantidad de autos, las lavadoras y televisores por casa han dado paso a categorías que valorizan mucho más la educación, los intereses, las motivaciones y las metas de la gente.

"No hay verdades absolutas en estas tipologías", reconoce Carolina Altschwager, directora del Lab de Y&R Consulting Group. Y añade: "Esta tipología es muy buena e interesante y rescata bastante bien las dinámicas que se dan en las personas. La gracia del perfil psicográfico, es que está constituido sobre los valores de la gente y sus motivaciones".

Los "mainstreamers"

Porcentaje de chilenos "mainstreamers": 33%

Su meta: la seguridad

Su motivación: la pertenencia social

Su valor principal: la aceptación social

Son la tipología más abundante en todos los países donde se ha realizado el estudio. Circulan en el mundo de lo doméstico y de la cotidianidad. ''Se puede decir que las mujeres y las dueñas de casa, en particular, caen frecuentemente dentro de la personalidad mainstreamers", explica Carolina Altschwager, aunque añade que, de modo más general, este perfil psicográfico incluye sobre todo a personas del segmento socioeconómico medio y mayores de 40 años.

Seguir una rutina es fundamental para ellas. La familia y el hogar son cuestiones primordiales y, de hecho, sus decisiones están guiadas mayormente por los afectos. Viven en barrios tradicionales, como Santiago, Providencia, Ñuñoa o Las Condes, si son de la capital. Muy raro sería que optaran por La Dehesa, por ejemplo. Es que, en general, no se guían por modas pasajeras, ni les gusta ostentar.

Adoran lo gregario y no enganchan con mensajes que evocan soledad o individualismo. Por el contrario, se sienten cómodos en atmósferas que transmiten emotividad y tranquilidad. Tan importante es para ellos la seguridad, que los expertos afirman que es probable que si se hubieran medido los "mainstreamers"de antes y después del atentado contra las Torres Gemelas en Estados Unidos, se hubiese notado un aumento considerable de las personas adheridas a este perfil.

¿Por qué en nuestro país el porcentaje de "mainstreamers" es tan alto? Explica Cristián Valdivieso, psicólogo e investigador de Criteria Research: ''En un contexto social complejo, con restricciones económicas, la gente busca más ?cohesión y sumarse a las corrientes principales. En los momentos de crisis reivindican sus espacios de afectividad, tales como la familia. En la sociedad moderna, que exige tanto tiempo para lo laboral, se ambiciona el nosotros, que es lo que otorga la estabilidad emocional y lo que permite a la sociedad seguir ?funcionando".

A la hora de consumir compran marcas establecidas, familiares y que les den confianza.

Los exploradores

Porcentaje de Exploradores en Chile: 9%

Su Meta: el descubrimiento

Su Motivación: la búsqueda

Su Valor: la libertad

Están fuertemente motivados por descubrir, enfrentar desafíos y buscar nuevas fronteras. Siempre jóvenes de espíritu, son los primeros en probar nuevas ideas y experiencias. Muy tolerantes, les gustan propuestas que ofrecen sensaciones y efectos inmediatos y siempre buscarán diferenciarse. Al igual que los reformadores, ya tienen sus necesidades básicas resueltas y están abocados a realizarse. En Chile son pocos, según Valdivieso, porque nuestro país viene de ser una sociedad muy dividida que aspira a la cohesión. Carolina Altschwager, en tanto, considera que el boom económico que vivió Chile en el pasado hizo que se dispararan los segmentos de simuladores y exitosos. En otros países, más desarrollados, la proporción de gente que cae en estos perfiles es mucho menor. "Ésa debiera ser la tendencia también en Chile, y habría que esperar que perfiles como exploradores y reformadores aumentaran, que son los segmentos que se ven como más crecientes fuera".

Las marcas de las que este grupo gusta son atrevidas, innovadoras y con estilo propio.

Los simuladores

Porcentaje de chilenos simuladores: 16%

Su meta: el estatus

Su motivación: crear una impresión

Su valor: la admiración

Los simuladores son definidos como materialistas y ambiciosos y están más motivados por la opinión que tienen los demás de ellos que por sus propios valores, metas o inquietudes. Les importa, más que nada, la imagen, la apariencia, el carisma y la moda. Para Eugenio García tiene sentido que Chile como nación más joven -comparada con los otros países que incluye la muestra- tenga un porcentaje más alto de simuladores: "El adolescente busca su identidad y, por lo tanto, necesita la aceptación de los demás", señala.

Cristián Valdivieso coincide: "El resultado refleja que somos una sociedad en transición. El ascenso social, el que las personas mejoren su calidad de vida frente a sus grupos de referencia, las hace sentirse en una escala superior". Sin embargo, este psicólogo y master en comunicaciones especula que, de haberse hecho un catastro en los años previos a 1999, los simuladores hubiesen sido más. ''Con la crisis económica hubo un detrimento de estos simuladores o emergentes, como los llamaría. Probablemente al perder sus ?trabajos o ver reducidos sus ingresos, se habrán definido más por perfiles tradicionalistas como el de los mainstreamers".

Para los publicistas y sociólogos, el fenómeno aspiracional es altamente interesante en Chile y los estudios de mercado lo han reflejado muy bien, acaso porque son un buen blanco de negocios. "Se trata de una persona que pretende reconocimiento social a través de lo que tiene; por lo tanto, mediante el consumo simboliza sus logros". De acuerdo con Valdivieso, los sectores que caen en este tipo de personalidad viven sometidos a los vaivenes de la economía y resultan muy afectados en las crisis. ''Es un segmento maníaco-depresivo de la sociedad", opina. Soñarán con tener un auto europeo -ojalá Mercedes, Audi o Jaguar-, colegios caros para sus hijos, relojes como Rolex o Tag Hauer y lápices Cross o Montblanc. Es tanto su afán por demostrar éxito a través de sus bienes materiales, que es muy posible que buena parte de este segmento psicográfico esté muy endeudado. "La aspiracionalidad en Chile empieza a aparecer en la década de los ochenta", explica Pablo Halpern, consultor en comunicaciones. "Con el crecimiento económico, la globalización, el mayor acceso de todos al consumo, con internet... Aunque en los últimos años no haya habido crecimiento económico, en los doce anteriores sí lo hubo, explica Halpern, y en Chile hay más movilidad social. Ha habido un cambio cultural; no sería raro descubrir que 15 años atrás había menos simuladores y más resignados de los que hay hoy".

Los resignados

Porcentaje de chilenos resignados: 5%

Su meta: la supervivencia

Su motivación: el instinto

Su valor principal: la subsistencia

Para los resignados definitivamente la necesidad básica en la vida es sobrevivir, pero están, como su nombre bien lo indica, resignados a su condición. Por lo mismo, ellos respetan las instituciones y se mueven dentro de los roles tradicionales, con valores claramente establecidos y bastante rígidos.

''Muchos jubilados se podrían clasificar dentro de esta tipología", señala Carolina Altschwager. Sin embargo y aunque para ellos "cualquier tiempo pasado fue mejor", se conforman con sus circunstancias y no se les pasa por la mente rebelarse ante ellas.

Cristián Valdivieso, en tanto, aventura que ''los resignados equivalen al segmento socioeconómico E, el de menos recursos dentro de la poblaicón". Y confirma que, ya que su capacidad de consumo es escasa, son los menos codiciados por los estudios de marketing. Los resignados están preocupados de satisfacer las necesidades más básicas y como éstas prevalecen sobre otras, deben satisfacerlas primero antes de pensar siquiera en ascender en la pirámide socioeconómica. Porque, como señalan los expertos, es en la sobremesa donde las personas pueden empezar a pensar en su realización personal; difícilmente lo harán cuando no tienen comida que llevarse a la boca.

A la hora de comprar, las marcas son un concepto muy distante para ellos porque sus decisiones están dadas por el precio. El tipo de mensaje que a los resignados les llega es aquel que muestra el uso adecuado del producto, ojalá unido a ''la opinión del especialista". La comunicación debe ser simple y directa, sin complejidades ni abstracciones. Un comercial de detergente que les demuestre frente a la pantalla lo blanca que queda la ropa puede calzar para el gusto de los resignados. Ahora bien, lo ideal es que un rostro conocido, alguien en quien confíen, dé testimonio de las bondades de un producto.

El 5% atribuido a los resignados chilenos es bastante similar a los índices de los otros países de la muestra. Pero eso no implica que el estilo de vida de unos y otros sea similar. Un resignado en Chile probablemente vive en condiciones económicas precarias, según Valdivieso. En cambio, "un resignado europeo vive mejor, porque la sociedad europea cubre o al menos subsidia necesidades básicas, como la salud y la educación".

Los reformadores

Porcentaje de los chilenos reformadores: 13%

Su meta: la autoexpresión

Su motivación: la independencia

Su valor principal: la individualidad

No siguen modas, nada más alejados a ellos que conceptos como el "estatus" y sus miembros habitualmente son percibidos como intelectuales. Socialmente son sensibles al dolor ajeno y se enorgullecen de ser tolerantes ante lo diverso. Los reformadores buscan lo auténtico y se ubican en el lado innovador de la sociedad. A diferencia de los exploradores, no probarán algo sólo porque es nuevo. Su necesidad fundamental es la realización personal; son inconformistas en el sentido de que siempre quieren saber más. "Como tienen las necesidades básicas resueltas se plantean otras metas, menos materialistas", explica Carolina Altschwager.

Son individuos a los que no les gustan las cosas como están y quieren aportar lo suyo para modificarlas. Por lo tanto, en este segmento caben las personas que trabajan en organizaciones pacifistas, artistas, medioambientalistas, como Greenpeace o fundaciones sin fines de lucro.

Los reformadores son personas que necesitan privacidad y que se sienten muy cómodos estando solos, exactamente lo contrario que los "mainstreamers". Se trata de gente bastante independiente frente a la opinión ajena y las tendencias del entorno; ellos se apoyan más en sus propias experiencias y juicios que en los del resto. Entre los personajes históricos que usualmente se identifican con este perfil psicográfico están Abraham Lincoln, Thomas Jefferson, Mahatma Gandhi, Albert Einstein y Eleanor Roosevelt.

Los reformadores disfrutan del debate y de los giros conceptuales y abstracciones. Visualmente, gustarán de una expresión de libertad y apertura: espacios abiertos o un inesperado punto de vista. Les agrada la sofisticación cultural e intelectual. Querrán información in profundis, con distintos niveles de complejidad. Las marcas que sintonizan con este segmento son inteligentes e innovadoras; auténticas, no pretenciosas, expresivas y que permitan ahorrar tiempo.

Los exitosos

Porcentaje de chilenos exitosos: 19%

Su meta: el control

Su motivación: resolver desafíos

Su valor: el reconocimiento

Los exitosos poseen gran confianza en sí mismos, una fuerte orientación hacia conseguir sus objetivos y una marcada tendencia a ser muy ?organizados y a llevar el control de las situaciones. Como resultado, suelen ocupar posiciones de responsabilidad en la sociedad.

Un exitoso es una persona capaz de organizarse en la complejidad, de resolver conflictos y de controlar cualquier situación.

Su actitud agresiva en la vida cotidiana –y usualmente muy trabajólica y bajo mucha tensión– lo obliga a ?relajarse en los momentos de ocio.

El concepto de yuppie de la década del ochenta calza perfecto con este tipo de personalidad. Los yuppies ?ganaban altos sueldos –y ?sentían que se los merecían–, eran jóvenes, tenían importantes cargos en sus trabajos y lograban lo que querían. El personaje de Michael Douglas en Wall Street, Gordon Gekko, es un ejemplo del cruce que suele darse entre exitoso y simulador. Para él, un caso extremo, el fin justifica los medios. Necesita controlar, se arriesga para conseguir lo que busca y no tiene mayores dilemas ?morales.

Cristián Valdivieso, sin embargo, considera que en Chile los exitosos se encontrarían más bien entre los ?sectores con mejores condiciones de vida históricos en Chile. "Su situación vital no está, única y exclusivamente, marcada en términos de estilo de vida, ni determinada sólo por el crecimiento económico del país. Me parece un poco abultado el porcentaje de exitosos que arroja el BAV para nuestro país, hubiese esperado uno menor". En todo caso, como esta tipología está dada por las motivaciones de las ?personas, es posible, añaden los entendidos, que de joven una persona pueda ficharse entre los exitosos para convertirse, ya mayor, en un jubilado ?"maintreamer".

Cuando eligen productos de ?consumo, buscan reconocimiento y prestigio, y escogerán siempre lo mejor, simplemente porque consideran que no pueden aspirar a menos. En esta opción también pesa el hecho de que un exitoso siempre buscará diferenciarse del montón. Al exitoso también les gustan las marcas protectoras y tradicionales.

Los disconformes

Porcentaje de chilenos disconformes: 5%

Su meta: el escape

Su motivación: rebelarse

Su valor principal: la superación

Los mueve su descontento. Viven el día y hacen pocos planes para el futuro. De ser posible, los disconformes escaparían del escenario que les tocó, que suele ser bastante deprimente. Este grupo social tiene pocas oportunidades y se perciben a sí mismos como perdedores y víctimas de sus circunstancias. Por lo mismo, creen más en los golpes de suerte que en sus propias capacidades para cambiar su entorno.

Suelen ser jóvenes sin proyectos y con muy pocos recursos, salvo sus habilidades físicas. Es por ello que en este segmento es más factible que en otros encontrar personalidades adictas al alcohol, las drogas o los juegos de azar. Los disconformes valoran y admiran a quienes consiguen ?superarse, por ejemplo, al que sale de la población y logra una mejoría, pero no se olvida de dónde viene.

Para escoger sus productos, se guían por el impacto visual y las sensaciones físicas que les provocan. Por ello, los mensajes que les hacen sentido son aquellos que contienen imágenes dramáticas, rudas o, por el contrario, glamorosas. En otras palabras, se conectan mejor con un estilo de comunicación más bien agresiva.

Este artículo fue publicado en la revista EL SÁBADO de El Mercurio (www.emol.com)

Viernes 19 de Septiembre de 2003