domingo, 21 de octubre de 2018

La semana que murió mi padre

La semana que murió mi padre, estábamos lejos.
Estábamos lejos, también cuando estábamos cerca.

Cuando éramos pequeños,
Mi padre cantaba.
Dejó de cantar, mi padre.
Cuando éramos pequeños.

Atropelló un perro, mi padre
No me dejó rescatarlo,
Dijo que era tarde.

Para salvarnos a nosotros,
era tarde.

Hubiese disparado a un caballo herido, mi padre.
Para que no sufriera.
Era un hombre herido, mi padre.

Mentía, mi padre.
Decía que era feliz,
Y se veía enfadado.
Cuando éramos felices,
Él estaba enfadado.

Éramos tan pequeños, éramos tan felices.

¿En qué momento dejó de ser feliz mi padre?

Mi verano era su invierno.
Su otoño, mi primavera.
mi madrastra, su amante.

La semana que murió mi padre,
yo lo sabía.
Dicen que no se sabe,
Y yo lo sabía.

El cáncer mató a mi padre.
Había matado a su padre.
El cáncer mató a su hijo,
era mi hermano.
Mató a mi prima; a la otra, la mató la pena.
No resbaló, como dicen, la empujó la tristeza.

Fue tan triste ese invierno y tan largo.
Santiago puede ser tan gris en invierno. Tan triste.
Fue el invierno de mis primas muertas.

Escapé de mi padre ese invierno, ¿o fue otoño?
Tenía tanto frío y tanta pena.
Escapé de mi padre, de mi hermano
Y de mi vida en Santiago.
Escapé lo más lejos que pude.
Escapé de la pena y de la muerte.

O eso creía.

Ese invierno rasgó mis pulmones,
¿o fue la tristeza?

Aquí encontré enfermedad, pena
Y también muerte.

Aquí el invierno es menos gris,
Y el viento mueve las hojas,
y las penas.
No las quita, las mueve.

Como aquí el sol está más cerca,
Apuesto a que la felicidad también.

Mintámonos. Digamos que somos felices ahora.
Me reiré de tus chistes y tú creerás en mis causas.

Es tarde para rescatar al perro que atropellaste,
Es tarde para rescatarnos.

Debimos ser felices, padre.

Estábamos lejos.
Estábamos lejos, también cuando estábamos cerca.

Lourdes Andrés