domingo, 20 de noviembre de 2011

Do I smell money?

Reflexiones sobre el dinero, el paro, la responsabilidad individual y la colectiva. Y de paso, un vistazo a las elecciones.

Hay un dicho sobre el dinero que he visto atribuírsele a tres personas distintas en los últimos días. El concepto básico es que el dinero se parece al estiércol; y no es bueno a no ser que se esparza. Los supuestos autores son el filósofo inglés Francis Bacon, el millonario petrolero J. Paul Getty y el escritor Oscar Wilde. No me preocuparé ahora de investigar a quién efectivamente pertenece la cita; si, en cambio, me gustaría ahondar en la idea de que apesta a dinero, y eso significa que hay hedor. Huele como si fuera agua estancada, o sea, que dinero hay, pero no circula.

He ojeado mucho los diarios últimamente, el paro me lo permite. Tengo tiempo de leer, escuchar las tertulias y sentir que participo, aunque sea virtualmente, a través de las redes sociales.

El hecho es que he podido leer periódicos de otros países también. A decir verdad, no hay mucha diferencia. La mayoría hablan de dinero. De la crisis del euro, principalmente. La deuda ocupa las portadas. El descalabro italiano o el griego traspasa las páginas económicas para impregnar todas las noticias internacionales. Todo apunta a una gran quiebra, a una bancarrota universal.

Leo la opinión que BJörk ha dado en una entrevista a El País respecto al colapso financiero (http://bit.ly/ryg1cF). Asegura que “todo el sistema, las decisiones de los políticos eran tomadas sin tener en cuenta lo que la gente quería”; y me parece bastante similar a lo que ocurre aquí y al sentimiento que tienen todos los movimientos ciudadanos que han surgido al abrigo del lema “democracia real ya”. La cantante ha visto el auge y la caída de su país Islandia. A su juicio, "La culpa del 'crash' ha sido de la conjunción de los vejestorios de la banca y los niñatos de 20 y 30". Y no es muy distinto de lo que leemos todos los días en nuestros diarios y en twitter, minuto a minuto.

He escuchado y leído al economista Santiago Niño-Becerra y sé lo que opina de las promesas electorales. No se podrán cumplir, dice, ni con las mejores intenciones. El panorama que pinta este catedrático es bastante desolador. Lo hizo con @JordiEvole en #Salvados y se resume bastante bien en un artículo de La Vanguardia (http://bit.ly/t4ug9u). Allí señala que el paro no bajará del 14% en un buen tiempo. Lamentablemente, el profesor es una persona bastante creíble. Digo lamentable porque posee la triste celebridad de haber hecho un acertado pronóstico de la actual crisis económica ya a principios del 2006, cuando todos eran felices y comían perdices.

No sé si necesitamos técnicos o políticos. Creo que nos gusta que nos mientan, y eso, los políticos lo hacen mejor.

Es un gran interrogante para mí, que países como Estados Unidos tengan un 100% del PIB de deuda pública; que Grecia esté aún en pie con un 166%. Lo de Italia, no es una sorpresa con un 121%; pero, que Francia tenga un 87%; Alemania un 83%, y ¿están sentados? ¡Japón un 233%!, pues si me sorprende.

A Japón, le podemos dar un margen, una nación no se recupera de una catástrofe de tales dimensiones como lo han hecho ellos.

Suponiendo que sean fiables estas cifras, las mismas fuentes señalan que la deuda pública española es de un 67%. Parece que todos estamos viviendo sobre nuestras posibilidades; pero, TODOS y que nadie, ningún país, puede dar lecciones de austeridad, a otro.

Volviendo al profesor, en su opinión, el problema de España no es ni será la deuda pública; sino la otra, la privada. Preveee que será "impagable", y no sólo la española, sino que gran parte de la deuda europea también. Ha lanzado el gran tema a la palestra, el del gobierno de los técnicos.

A mi eso me suena familiar. Como universitaria, en Chile, fui alumna de los Chicago Boys. Ellos fueron mis profesores de economía. Los exitosos ejecutivos educados en la Universidad de Chicago, con todos los influjos de Milton Friedman. Los Chicago Boys tuvieron mucho que ver en los dictados económicos del régimen militar de Augusto Pinochet. Y sólo me referiré a su influencia en políticas monetaristas. Ellos adoraban el libre mercado, ellos eran tecnócrata. Por cierto, Sebastián Piñera, el actual presidente de Chile, pertenece a esa escuela y ha sido marcado como toda su generación por estas doctrinas. Con lo que de paso, derribo esa dualidad de político y tecnócrata, se ha visto, se puede ser las dos cosas.

El punto es que ya sé lo que es un gobierno de tecnócratas; o que tipo de administración podrá permitir un manejo tecnocrático de las políticas de gobierno. Sé a lo que Milton Friedman llamó el "milagro de Chile" (The miracle of Chile), y se las consecuencias que tuvo el dejar a un lado otros factores importantes que ahora no abordaré. Confieso que yo también creí que era una buena solución para salir del caos político una mirada más técnica, más especializada.

Pero ya no. He visto y he sabido cómo en la bolsa se especula con deuda. Que hay deudas más atractivas que otras. Que las empresas se despedazan, se reparten, suben y bajan; porque en esos espacios no se ven las almas. Somos piezas de monopoly con poca incidencia o nula en las decisiones de unos pocos que las mueven. Sé que en los escritorios se ven los gráficos claramente, se calcula todo de manera precisa y las estrategias a seguir son muy concretas. Siempre y cuando todo sea céteris paribus. Y en la vida nada permanecendo el resto constante.

Hoy lo veo más claro. Es verdad, que los tecnócratas tienen que tener más incidencia en las decisiones y la tendrán; pero, el lado humanista debe estar allí supervigilante; así como los medioambientalistas, las madres, los estudiantes, los trabajadores y los que no estamos trabajando. Todos tenemos que estar representados.

Tal parece que da lo mismo a quién votemos, porque sea cual sea su declaración de intenciones no podrán llevarla a cabo. Al menos en lo económico, que prácticamente lo cruza todo.

Cada cual tiene responsabilidad de sus propias decisiones y dependiendo de su competencia ésta aumenta y arrastrará a más personas con ellas.

Sé fehacientemente que varios de mis amigos chilenos fueron tentados con atractivas hipotecas mientras trabajaban en Barcelona para que pudieran acceder a ostentosos departamentos. Afortunadamente, el sentido común los frenó y hoy después quedarse en el paro español, han podido regresar a Chile, sin deudas, encontrar trabajos, no demasiado bien pagados; pero si disfrutar de un departamento y una vida que sí pueden pagar con su sueldo.

Sabemos que gane quién gane, recibirá el lunes una llamada desde Berlín que le dirá los pasos a seguir. No seamos ingenuos, no aceptemos que nos mientan. No les creo. Hagamos lo que sabemos. Manifestémonos pacíficamente, opinemos a través de los medios. Hoy, internet nos da más voz a todos. Tenemos un sólo voto que al menos, yo usaré.

Después de mucho recorrido he aprendido que la democracia vale la pena, por más precaria que parezca. Debemos defenderla y podemos exigir a nuestros representantes. Seamos responsables también.

Puede ser que el dinero tenga mucho que decir en la democracia de hoy; pero, seamos honestos, siempre ha sido un factor determinante. Diría que mucho más que la religión o la patria que no son más que disfraces del dinero. La economía mueve los intereses históricamente; pero como ciudadanos siempre tenemos que plantearnos de una manera ética y no podemos retroceder en los avances que hemos hecho hacia un mundo mejor distribuido y más civilizado.

No se puede vivir endeudado por siempre, lo saben las dueñas de casa desde tiempo inmemorial y ahora más que nunca se seguirán sus criterios. Se acabó vivir por sobre las posibilidades. En economía se estudia que los bienes son escasos, es la lección número uno y hemos vivido como si fueran ilimitados!.

El economista Santiago Niño-Becerra concluye que el modelo debe morir y nacer uno nuevo. Es verdad, ya no hay esclavos ni colonias a las que explotar y exprimir económicamente, ni debe haberlas nunca más.

Si es verdad que “Money is like manure. You have to spread it around or it smells”; tal como dijo Wilde, Getty, Bacon o quién sea, pues que se mueva; que nadie se lo guarde, que no se amontone, que circule. No dejen que huela. Y decidamos todos qué hacer, elijamos a quién nos represente y exijámosle que lo haga bien, que lo haga lo mejor posible. Hagámoslo todos lo mejor posible. Todos tenemos responsabilidad en lo que está ocurriendo.